Cuidar de los demás es algo natural e instintivo. El cuidado de los más pequeños o los más débiles, es una de las bases de la existencia. Se proporcionan cuidados hasta que uno es capaz de cuidarse por sí mismo y sus propios medios. Aunque siempre es bienvenida la ayuda. Lo más saludable y bonito, es cuidarse los unos a los otros.
De ahí que resulte un tanto paradójico que, para procurar cuidados a terceros, hay que formarse. En según qué casos y circunstancias, es fundamental disponer de conocimientos y formación adecuados para proporcionar los cuidados necesarios. Hablamos de nuestros mayores y los más pequeños. Ya no sirve coger a una persona y pagarla un sueldo mínimo por atender o acompañar a nuestro abuelo o abuela. Ahora hay que saber lo que hacer en todo momento. Como si el cuidado, ya no fuera natural e instintivo. Todo tiene su porque, lógicamente. Los mayores, en muchas ocasiones, necesitan atención algo más especializada, por lo que saber cómo actuar en cada momento, resulta esencial.
No en vano, el cuidado de las personas mayores, siempre ha sido una salida profesional con gran demanda. Tanto si se trata de proporcionar cuidados en el hogar de la persona, como si se trata de hacerlo en un centro de día o residencias. Tanto es así que la formación para los cuidadores, consiste en cursos y programas diseñados para capacitar a los estudiantes en la atención y asistencia, a las personas mayores que requieren cuidados especiales por su edad, enfermedad o debido a alguna discapacidad.
La formación para cuidadores, proporciona los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para poder llevar a cabo las tareas básicas de esta profesión, como son la higiene personal, la alimentación, la movilización, la administración de medicamentos, prevención de riesgos, apoyo psicológico y estimulación cognitiva. Casi nada.
Una formación que proporciona ventajas
Este tipo de formación especializada, proporciona numerosas ventajas tanto a nivel personal como profesional. Permite desarrollar habilidades y competencias que enriquecen como persona y como trabajador: empatía, comunicación, paciencia, responsabilidad y trabajo en equipo. Además de abrir puertas en un sector laboral con gran demanda, como nos explican los profesionales del cuidado de mayores de la Residencia Nuestra Señora del Rosario. El envejecimiento de la población y el aumento de las enfermedades crónicas están haciendo que sea cada vez más necesario cuidadores.
Formarse dentro del sector de la atención sociosanitaria, habilita y capacita para trabajar en diferentes ámbitos y entornos relacionados con el cuidado de las personas. Desde auxiliares sociosanitarios en centros privados y públicos, hasta cuidadores a distancia, gestionando y atendiendo las llamadas entrantes y salientes en los servicios de teleasistencia. Cuidadores profesionales de personas dependientes en centros ocupacionales, centros de estancia diurna y centros de atención temprana. Gerocultores en las residencias de personas mayores y dependientes, así como en centros de día, pisos tutelados y otras instituciones sociales.
Para formarse en este ámbito, el tiempo requerido, varía en función del tipo y curso elegido, dado que existen diversos cursos, modalidades y certificaciones. Desde cursos básicos hasta certificados oficiales de varios meses.
Contar con la formación adecuada es indispensable por diversas razones. Siendo la primera de ellas, la adquisición de los conocimientos y habilidades necesarias para poder desempeñar el trabajo con la calidad y seguridad suficientes, garantizando el bienestar de las personas. En segundo lugar, aporta un valor añadido como profesional, diferenciándote de otros candidatos al puesto, aumentando las posibilidades de encontrar trabajo y mejorar las condiciones laborales. En tercer lugar, ayuda a actualizar y reciclar conocimientos, adaptándose a los cambios y exigencias que sufre el sector. Por último, permite acceder a una formación continua y especializada, lo que amplía las competencias y abre un abanico de posibilidades.
Si además se dispone del certificado de profesionalidad en teleasistencia, se obtienen beneficios como la posibilidad de demostrar de forma oficial que se cuenta con competencias profesionales, mejora el curriculum vitae y amplia las opciones de conseguir empleo y mejora la situación laboral.
En este tipo de formaciones se aprende todo lo necesario para poder realizar el trabajo con la eficacia y profesionalidad necesaria:
- Conceptos básicos sobre dependencia, discapacidad y envejecimiento.
- Conocimientos necesarios para atender a las personas dependientes.
- Estrategias diseñadas por equipos multidisciplinares.
- Procedimientos para mantener y mejorar la autonomía de la persona dependiente y sus relaciones con el entorno.
- Principios éticos y legales por los que se rige la atención sociosanitaria.
- Técnicas y procedimientos para la higiene, alimentación, movilización, administración de medicamentos, prevención de riesgos…
- Recursos y estrategias para el apoyo psicológico, la estimulación cognitiva y la intervención en situaciones de crisis.
- Herramientas y metodologías para planificar, coordinar, evaluar y mejorar la calidad de los servicios.
- Habilidades sociales y comunicativas para establecer una relación empática, respetuosa y efectiva con las personas cuidadas y sus familiares.
En el caso de optar por la formación en teleasistencia, además se aprende a atender y gestionar llamadas entrantes, emitir y gestionar llamadas salientes y manejar las herramientas, técnicas y habilidades para prestar el servicio de la forma correcta.
El tiempo que requiere recibir este tipo de formación, va en función del tipo y nivel del curso a realizar. Existen cursos y certificados de diversa duración y modalidades que van desde los más básicos, de pocas horas hasta los cursos superiores como puede ser el certificado oficial.
Modalidades de formación
Realizar este tipo de formación, como sucede prácticamente en todo tipo de acciones formativas, es algo que puede hacerse de diversas formas. A la hora de optar por una vía en particular, hay que considerar las ventajas e inconvenientes que ofrece cada una. Pudiendo optar por formación online o a distancia o presencial.
Dentro de la formación online, la mayor ventaja es que permite estudiar desde cualquier lugar y en cualquier momento. El estudiante impone el ritmo, no tiene horarios, ni hay que desplazarse. Además se trata de una opción que cuenta con acceso a una plataforma virtual con todos los materiales y recursos didácticos necesarios, así como un tutor capacitado, para proporcionar orientación y resolver las dudas que surjan. En contra, es necesario disponer de mayor autonomía, ser disciplinado y estar motivado. Sin olvidar que es necesario contar con una buena conexión a internet y un equipo informático o dispositivo electrónico para acceder.
En cuanto a la formación presencial, proporciona un contacto directo y personalizado con el profesor y los compañeros del curso, lo que favorece el intercambio de experiencias y un aprendizaje colaborativo. Esta opción permite realizar prácticas en centros reales, algo que permite aplicar lo aprendido, interiorizarlo y adquirir experiencia. No obstante, en este caso, se impone el horario fijo que hay que cumplir para asistir a las clases, así como costes adicionales para afrontar los gastos añadidos como el transporte y otros materiales.
A la hora de elegir el mejor curso o formación para cuidadores de mayores, hay que tener en cuenta, además, otros aspectos como los que siguen a continuación:
- Los objetivos de cada uno, como que se quiere conseguir con el curso, ¿mejorar los conocimientos? ¿una titulación? ¿empleo? ¿cambiar de sector?
- Las necesidades particulares como el nivel de formación previo, el tipo de contenidos que te interesa, la modalidad o el tiempo de dedicación que puedes dedicar.
- El presupuesto y el dinero que se puede invertir en la formación o las posibles opciones de financiación o becas disponibles para los estudiantes.
- La calidad del curso y quien lo imparte, la titulación que proporciona, la metodología, los recursos que ofrece y las opciones que propone.
- La salida laboral, si se trata de un curso con demanda, las competencias que confiere o la certificación que se obtiene.
Hay que saber que, desde el año dos mil veintidós, todos aquellos profesionales que trabajen en el sector de la asistencia sociosanitaria, deben disponer de un certificado de profesionalidad vigente. Por lo que para ser profesional en atención sociosanitaria, es obligatorio cursar estudios de Formación Profesional o un Certificado de Profesionalidad en Atención Sociosanitaria.
En consecuencia, es indispensable estudiar enfermería, geriatría o realizar cursos y certificaciones oficiales para progresar y poder optar a este tipo de trabajos. Además, es posible complementar cualquier formación con cursos especializados en personas con Alzheimer, demencia senil o patología similares.
La calidad de la atención sociosanitaria a una persona mayor, se relaciona de forma directa con la capacidad del cuidador o cuidadora, a la hora de asistir a la persona en las situaciones cotidianas. Cuidad es acompañar y ayudar, así como saber actuar en un momento determinado si se produce alguna eventualidad relacionada con la salud de la persona a cuidar. Los mayores que padecen enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, tienen unas necesidades especiales que hay que tener muy presentes.
Razón por la que cualquier persona que tenga la intención de trabajar en este ámbito, tiene disponer como primer nivel de formación, de la certificación profesional correspondiente. Este primer nivel suele ser accesible a todas aquellas personas, puesto que solo requiere estar en posesión del título de ESO. Aunque esta formación es indispensable, también lo es contar con la vocación personal necesaria para poder ejercer la profesión como es debido.


