Aire más puro mediante ionización

Al ser humano le gusta tanto destruir cosas como construirlas. En su afán por evolucionar y avanzar es capaz de cometer las mayores atrocidades cargadas de buena voluntad. Equilibrando la balanza, procura hacer uso de la innata bondad que la mayoría llevamos dentro y permanece en estado latente hasta que toca dejarla salir. De ahí que, siempre realicemos acciones contradictorias que para construir, destruyen y viceversa. La eterna paradoja de la supervivencia y la evolución, en la que bien y mal, conviven en una eterna lucha que al final, queda en tablas. Aunque parece que la balanza se haya bastante desequilibrada en los últimos tiempos, en los que lo negativo gana enteros.

¿Por qué digo todo esto? Sencillamente porque el ser humano es un claro factor contaminante del medio ambiente. Sin embargo, aunque estamos aquí estropeando nuestro entorno, tratamos de mil maneras de soslayar el error y reparar nuestras “cagadas”. Un claro ejemplo es como respiramos un aire viciado por nosotros mismos al mismo tiempo que buscamos la manera de purificarlo. Como ejemplo, los purificadores de aire, válgame la redundancia. En este caso, vamos a hablar de lo último en tecnología para hacer posible que ese aire, deje de estar contaminado para ofrecernos toda su pureza: la ionización.

Respecto a este concepto, no hemos podido evitar hablar con expertos en la materia de la talla de Air Quality Prosescan que utilizan la tecnología NPBI para generar un aire ionizado capaz de eliminar todos los contaminantes existentes. Con ello se mejora la calidad del aire del interior mediante un proceso natural que, se produce recreando las cualidades y propiedades físicas de la energía que se haya presente en la atmosfera. Con la finalidad de entender en que consiste esto de la ionización y la importancia que tiene en el aire que respiramos, vamos a explicar el concepto con un ejemplo que seguramente, todos hemos experimentado.

Electricidad estática e ionización

Podemos afirmar con total seguridad que todos estamos notablemente afectados por la electricidad estática. Si pensamos en esos calambrazos que recibimos de cuando en cuando al tocar una puerta de metal, colocar las manos en la barandilla de la escalera mecánica o, sencillamente, al entrar en contacto con otra persona. El calambrazo que recibimos procede de la electricidad estática generada. La misma que podemos obtener fácilmente al friccionar un bolígrafo de plástico con la ropa, por citar un ejemplo sencillo.

Pues bien, en todos estos procesos, se encuentra presente la ionización. Del mismo modo que se encuentra presente en la irritabilidad, la desorientación, el mar humor e incluso, los dolores articulares. Seguro que todos conocemos a alguien que tras haber sido operado de algún problema traumatológico o sufrir de reuma o cualquier traumatismo, es capaz de vaticinar las tormentas el día previo a que se produzcan.  Esto también forma parte de la ionización.

Aunque puedan parecer aspectos negativos, lo cierto es que se trata de un proceso que puede ayudarnos en gran medida y de hecho, así ocurre. Veamos algún ejemplo de cómo la ionización nos benéfica en otras situaciones, como la mejora de la calidad del sueño, protegernos de enfermedades o hacernos más fuertes y resistentes frente a las bacterias y microorganismos presentes en el ambiente. Basta con pensar en las personas que viven una temporada en un entorno natural y pasan mucho tiempo sin enfermar. Esto era y es así, gracias a la ionización.

De acuerdo, mucho hablar de la ionización pero todavía no hemos explicado en que consiste este proceso. A nivel formal, en palabras más técnicas, podemos decir que la ionización dentro de los procesos físicos consiste en la separación de electrones en moléculas neutras, mediante la aplicación de elevadas temperaturas o irradiación ionizante (aplicación de luz ultravioleta, rayos X o radioactividad), así como aplicando fuertes campos eléctricos. De esta manera se aporta carga positiva de electrones al objeto o elemento sobre el que se aplica. De ahí que las tormentas o formaciones de rayos, aporten iones al ambiente. Del mismo modo, sucede algo similar en las pantallas de plasma o fluorescentes.

En palabras llanas, para que lo entendamos, el aire no solo se encuentra afectado por la contaminación, existen en el ambiente otra serie de componentes que afectan de manera importante a la salud de las personas. Esos componentes son los iones, esas partículas de aire cargadas con electricidad. En según qué situaciones, estas partículas pueden convertirse en parte de un proceso beneficioso, como por ejemplo, en el caso del oxígeno ionizado negativamente. Por otro lado, puede tener efectos negativos, como sucede en el caso del bióxido de carbono plagado de iones negativos.

Teniendo esto algo más claro, resulta esencial tener presente que la ionización del aire es la ganancia o pérdida de electrones de las moléculas presentes en los gases que componen la atmosfera. Para simplificarlo aún más, a mas iones positivos, es decir protones, el efecto es más dañino para las personas. Por el contrario, a mayor ionización negativa, con un mayor número de electrones, se obtiene un aire beneficioso que nos favorece a nivel salud.

Efectos de los iones en las personas

Protones y electrones se cancelan de forma recíproca, lo que permite que podamos compensarlos dentro de nuestro organismo para sentirnos mejor. Cabe señalar que los seres humanos somos bioeléctricos por lo que las cargas de protones y electrones nos afectan aunque no seamos conscientes.

Cuando nos encontramos respirando un aire ionizado positivamente, es decir cargadito de protones, podemos sentir que en nuestro cuerpo se produce hiperactividad, jaqueca, ansiedad, malhumor, dolor articular o agresividad. Así mismo, cuando el aire se carga de protones, es posible que se aumenten las depresiones, el cansancio crónico y el insomnio. Por otro lado, el organismo se debilita, ofreciendo menor resistencia frente a las enfermedades y bacterias, al tiempo que aumenta el dolor óseo.

Ahora que ya sabemos cómo afecta la ionización positiva a nuestro organismo, debemos conocer donde se producen esas formaciones de protones que vician el aire. En este caso, las tormentas eléctricas forman protones. Este hecho se produce debido a que las masas de aire chocan entres sí, produciendo una ionización dañina antes de que se produzca la tormenta, de ahí que las personas con alguna operación puedan vaticinar la llegada de la misma.

La contaminación atmosférica de las ciudades, conlleva un exceso de iones positivos en el ambiente, del mismo modo que la influencia de la Luna, genera un crecimiento de protones. En este caso, a consecuencia de los campos magnéticos.

Sin embargo, no todo lo relativo a los iones del aire, es negativo. Cuando en el aire predomina la presencia de electrones, es decir, iones negativos, se produce un aumento en nuestro rendimiento físico y mental. Gracias a la ionización positiva, nos volvemos más productivos y descansamos mejor, se favorece la relajación y un estado mental saludable. Disminuyen los problemas de asma, alergia o patologías que afectan al pulmón, al mismo tiempo que se aumenta la protección frente a microorganismos, bacterias y otras enfermedades.

Esto confirma el hecho de que las personas que viven en entornos rurales, gozan de mucha mejor salud que las que lo hacen en las grandes ciudades. LA razón es la ionización, entre otros factores, claro. Pero es cierto que en las zonas apartadas en las que reina el entorno natural, se concentran mayores cargas de electrones. Balnearios, aguas termales, costa o montaña, ofrecen un aire tan puro que los electrones, campan a sus anchas. Razón por la que se trata de un aire (y entorno) muy beneficioso para la salud.

Ahora, gracias a la tecnología y los avances en sistemas de ventilación y climatización, es posible ionizar el aire de cualquier espacio cerrado. Aunque estar en contacto con la naturaleza siempre es la mejor opción, la cuestión es que, para aquellos que no pueden vivir en medio del bosque, existen alternativas. La tecnología de ionización, garantiza que los espacios cuenten con una elevada cualificación en los parámetros de seguridad y salud que debe ofrecer la calidad del aire. Mediante la ionización del mismo, se produce un proceso natural que reproduce la concentración de iones existentes en los entornos naturales, como los ya citados; montañas, bosques, costa… Lugares en los que las altas concentraciones iónicas son lo habitual. El principio en el que se basan los sistemas de ionización, es la capacidad natural que poseen los iones para regenerar el aire puro de forma continua y permanente, renovando sus propiedades al tiempo que proporciona a los espacios la bioseguridad necesaria frente a los diferentes patógenos. Estos sistemas de ionización son capaces de neutralizar alérgenos, olores, compuestos orgánicos volátiles y partículas nocivas presentes en el aire de los edificios.

Se trata de una tecnología proactiva que ataja el problema abordando la contaminación exterior de entrada y los factores de la química ambiental existentes en el interior de los espacios. De esta manera se obtiene un entorno sano, saludable y, más productivo. En resumen, instalando sistemas de ventilación con tecnología ionizante, se abordan aspectos como la salud física, psicológica y el bienestar de manera imperceptible pero eficaz. Esto ofrece grandes beneficios para la salud general, al recrear los procesos naturales destinados a minimizar los contaminantes del ambiente. Es decir, al respirar un aire puro.

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