Es increíble comprobar cómo los avances tecnológicos nos dejan avanzar también en otras direcciones, nos permite innovar, aunque hay que ser un poco más creativo de lo que se espera de nosotros.
Hace unos días, un astronauta publicó una fotografía de una flor en su twitter y anunció que se trataba de la primera flor que creció en el espacio. Una zinnia. Aparentemente, esto no tiene mayor importancia. Se trata de una flor que han cultivado en la nave, no en un medio hostil o en tierra de Marte, como en la última película de Matt Damon, pero podría representar el aroma del éxito.
Una de las compañías de perfumes más importantes de nuestro país, por mucho que pueda molestar a otras empresas de renombrado nombre, es Perfumhada, y no porque haga anuncios multimillonarios en televisión y se anuncie con las caras de las estrellas de cine de Hollywood, no, simplemente porque hablamos de una empresa que fabrica perfumes de equivalencia, marca blanca, es decir, que vende perfumes y fragancias exquisitas a precios de supermercados, lo que la ha impulsado entre la población, entre los consumidores, poniéndola en ventas por encima de otras grandes marcas.
Pues bien, a pesar de lo que diga el astronauta que ha publicado la flor en su twitter el pasado 19 de enero, en 1998 el gigante de la industria del perfume International Flavors and Fragances, envió una pequeña rosa que floreció en el espacio y de cuya fragancia nació el perfume de Sisheido llamado “Zen”. Imaginad ahora el dinero que Sisheido se dejó en esa fragancia para poder decir que es el aroma de una rosa nacida en el espacio… debe ser una cantidad desorbitada, no quiero ni imaginármela. Y ahora imaginad que una fábrica de perfumes crea un aroma similar, casi idéntico, y lo vende casi diez veces más barato.
Con todo esto lo que quiero decir es que las tecnologías no sólo nos hacen a vida más fácil y nos ayudan a innovar en cualquier sector, sino que también nos pueden ayudar a rizar el rizo y crear algo limitado o inaccesible para la mayoría de la población para conseguir que sólo unos pocos puedan decir que llevan “perfume del espacio”. Un lujo que realmente innova poco, puesto que se ha podido copiar el aroma, pero que es el único que puede llevar un sello que diga algo así como: made in space.
Siempre estoy y estaré a favor de las nuevas tecnologías, en cualquier sector, pero no intentemos crear algo de la nada, no intentemos vender el aire embotellado ni un placebo inexistente. Seamos consecuentes con lo que queremos y compramos porque últimamente estoy viendo niños…. niñatos que se creen el nova más por llevar el smatphone último modelo sin darse cuenta de que es idéntico al modelo anterior en cuestión de software y lo que han cambiado es sólo el exterior añadiéndole dos pijadas más. No hagamos que nuestra sociedad sea más frívola de lo que es y creemos cosas productivas, no lujos estúpidos que apenas sirven de nada para poder decir que tú marcas la diferencia y que eres original y único, es decir, para creerte estar por encima de los demás.