
Aire más puro mediante ionización
Al ser humano le gusta tanto destruir cosas como construirlas. En su afán por evolucionar y avanzar es capaz de cometer las mayores atrocidades cargadas de buena voluntad. Equilibrando la balanza, procura hacer uso de la innata bondad que la mayoría llevamos dentro y permanece en estado latente hasta que toca dejarla salir.